jueves, 27 de febrero de 2014

55. LOS ATAÚDES. De Odín Aldighieri


Para Paulina Monroy

Macetas de caoba
para cultivar orquídeas con ojos
en algún sótano o cuarto abandonado;
la luz, de la ciudad o del bosque,
los hiere, los marchita, los resquebraja;
la oscuridad y el polvo  
los sanan, los renuevan, los embellecen.

Ellos manosean.
Ellos degustan.
Ellos contemplan.
Ellos respiran.
Ellos escuchan.

Hablan de pesadillas
cuando se les deja por mucho tiempo
frente a un espejo; se preguntan:
¿Quién eres? ¿Estás seguro de que eres tú?
¿Te perteneces? ¿Te vives? ¿Te asumes?
¿Te representas, proyectas, o sólo reproduces?
¿A qué le tienes miedo? ¿Crees en ti?
¿Qué necesitas? ¿Qué buscas? ¿Te gustas?

Ellos descubren.
Ellos comprenden.
Ellos aprenden.
Ellos entienden.
Ellos comparten.

Depósitos de nombres
que una vez que te encuentran
aprovechan tu vulnerabilidad humana,
frente a las emociones cotidianas,
y te encantan y te abrazan y te atrapan;
una vez en su interior serás
nada más un recuerdo, un suspiro material.

Ellos imaginan.
Ellos hablan.
Ellos caminan.
Ellos callan.
Ellos ensueñan.

Cajas de cristal
para cultivar girasoles con corazón,
en algún jardín o patio habitado;
el grito, de la calle o del cementerio,
ni los atemoriza ni los intimida ni los limita;
la música y el silencio
los entretienen, los divierten, los purifican.

Ellos conocen.
Ellos protegen.
Ellos seducen.
Ellos renacen.
Ellos mueren.


Seudónimo: Odín Aldighieri

martes, 25 de febrero de 2014

53. EL OJO DEL MANDALA. De Vincent


El ángel construyó el círculo
con un camino de grafito.
Eligió los colores, los pinceles
       y comenzó a pintar el mandala.

El nigromante, a la distancia
observó las líneas
                  la simetría
       y la batalla en nieblas.
Un espacio interno
      laberinto de búsquedas
                                                y tiempo.

En las alas
el ángel sintió las tonalidades
         el peso de las curvas
como el denso fluir de las mareas
         y el filo de  las rectas
vértigo de caídas antiguas o próximas.
Mientras el ojo del mandala, umbral
                      pasaje
lo recibía
                                                y el oscuro vigía por fin se alejaba.

En ese universo, totalidad que gira
sin dar detalles
           desde ese ojo, constelación de brillos
los pies del ángel
hacen equilibrio
           entre las luces oblicuas
                                                y las sombras circulares.


Seudónimo: Vincent

51. TU MADRE ESTÁ MUY RARA: PARANORMAL ACTIVITY II, EL FILM. De Hunter


¿Por qué acostumbrarán las maldiciones
a pesar sobre infantes o primogenituras?
Del artificio de las sepulturas
nos libran suculentos guiones
que evocan a las Furias, hermanas de un fantasma
de los que gozan destrozando un plasma
-signo inequívoco de clase media-
con el ingenio hidráulico fuera de la piscina.
Se masca la tragedia:
un duende en la cocina
lucha con la mucama. La mulata
a base de exorcismos lo delata
y lo consigue mantener a raya.
El padre, darwinista, le pide que se vaya
por otra parte con su brujería.
'Jesús, José y María
van a sufrir sin mis conjuros'
-les dice, indemnizada, pero pasando apuros-
Ya sin la negra, el mal se hace presente,
las cámaras lo graban, con subjetiva lente
con técnica de campo, aunque con guiño.
Corre peligro Hunter (es el nombre del niño)
levita por la noche
llorando a troche y moche.
Ladra la perra…
y cuando, a solas a la madre aterra,
es demasiado tarde , así lo aclara
el padre cuando dice:
'tu madre está muy rara'.


Seudónimo: Hunter

jueves, 13 de febrero de 2014

40. DE LO QUE ACONTECIÓ AL PRÍNCIPE DE LA BELLA DURMIENTE. De Kolibrí


Para un corazón como el tuyo, estos versos de amor y de silencio.
Un sinfín de palabras durmientes en el tiempo.

Al atardecer, en desbocada carrera iré hacia ti.
Volaré a tu palacio de eternos corredores.
Me perderé entre tus mármoles.
Gasas del tiempo, las telarañas marcarán el caminar vacilante
Del que supo comprender, aunque tarde,
La vieja filosofía de la piedra, siempre rodante.

En el jardín hay olor a flores hechizadas, embrujo en los rosales,
Magia en las hojas de los árboles.
Misterioso enigma, el agua de la fuente salpica los años
Y la humedad, que se evapora con sigilo hacia el cielo,
Deja sobre los muros la verde firma de la primavera.

Lo que veo me envuelve y me acompaña,
Empujándome hacia tu lado, sin nada que me detenga.
Lo siento todo cuando avanzo entre brumas
Y toco lo que fue tuyo y respiro del mismo aire que tú respiraste.
Acaricio esta penumbra, la oscuridad perdida de tus ojos,
Tu pasado y el mío que se aparecen, erráticos.
Hay algo que palpita en este encuentro.
El ritmo acompasado que dejan mis pasos al avanzar
Se refleja extrañamente en las sombras de las lunas plateadas.
Llego a la cima tras escaleras que semejan infinitas barreras,
Trampas ocultas bajo damascos, jaulas de alados pies.

La fascinación de descubrir el secreto de los siglos,
Guardado celosamente por la historia, se apodera de mí.
En el pequeño instante que transcurre
Hay hadas de alucinante danza y música lejana de violines,
Acordes y abrazos que ocultan tu imagen,
Arpegios violentos que suenan a ecos, voces y murmullos de duendes.
El miedo me invade;  la indecisión me rodea.

Te encuentro al fin, pálida, yacente entre sueños de infinita melancolía.
No puedo sino acercarme, arrodillarme, contemplarte.
Me sumerjo en tu leyenda. Te imagino, bella durmiente,
Viva aún entre los vivos; como entonces rodeada de rosas y risas.
Traspaso la línea del mundo que me priva de tu compañía.
Huye de mí la tristeza cuando entro en el brillante salón de tus pensamientos
Para bailar juntos un último vals sentimental.

Cuando tu visión se aleja de mis ojos, en la medianoche,
Beso con timidez tus labios de alabastro - pétrea ilusión de juventud-
Vigilado por huecas armaduras.

Los estandartes se agitan al son de las trompas de oro.
Se rompe en mil pedazos la rigidez de tu cuerpo.
Suspira el castillo que resucita de antiguas fantasías.
Vuelve, temblorosa, la memoria perdida.
Tu semblante se ilumina como la luz de la aurora.
Susurro a tu oído: "deja que sea mi mano la que te guíe,
Pues tú y yo recorreremos los interminables senderos del amor
Mientras el juglar, burlado por el inesperado hecho,
No acierte a inventar una nueva fábula".


Seudónimo: Kolibrí

martes, 11 de febrero de 2014

39. AJENA. De Fuera de quicio


La corriente arrastra
Déjate fluir me dicen
Fluir...
Única manera de sobrevivir
al capricho de estas aguas
Y sí... Tal vez debiera fluir...
Pero no
No puedo omitir este obstáculo
que me sostiene.
Esta curiosa manía de ver
siempre todo por primera vez
No sé cuándo, ni dónde, ni cómo
Lo masticado por los otros
me invade
y me es tan ajeno que asquea
Ni siquiera sé lo que es un perro,
un árbol...
No sé lo que es un auto,
los hombres, el suelo, lo verde...
El cielo...
Sí, el cielo ¡Qué invento!
¡Ay!  Si por lo menos pudiese
reconocerme en alguna especie
En algún bípedo o cuadrúpedo
Con alas... Aletas...
O en algún color...
¡Pero maldición!
Soy ajena y no me encuentro
ni aún buscando en lo extraterrestre
Y respiro mi extrañeza
por fuera de los doce signos
¿Qué dices?  ¿La sal de la tierra?
Y sí...  Puede que yo sea eso
El llanto
de Dios
evaporado
O tal vez  sólo
una diminuta
partícula
sin nombre
Una, que mira al cosmos
desde el afuera de los afuera
y desde allí proclame
la paz por instinto
A la espera
de un mar inmutable.                            
                

Seudónimo:  Fuera de quicio

lunes, 10 de febrero de 2014

38. NO VOLVERÁS. De Max


"De Ella dijeron los libros:
- Lleva en la Torre mucho más Tiempo
que la misma idea del Tiempo.
Luego, los libros callaron."

Extracto del Evangelio de Ohno. 1:36
(Que los dioses no hagan Tabú tu Nombre)



En la Torre
una mujer se teje los labios.
Sabe
que el tiempo ha muerto:
remo demasiado antiguo.
Sabe:
demasiado espacio para comprender.
Se ha aburrido de secuestrar las costas
en un epílogo de magia.


Página tras página de cántaros agonizantes.

Hombres que bailan frente a la piedra.
Gotas
que han mojado la intemperie.
Agasajo.
Diluvio. Sed.

Y algo más.
Casi nada.

Mientras:

se teje los labios
en las edades de costas y lluvias.


Una mujer arde a solas en la Torre,
con la eternidad tan persistente a cuestas,
vértigo de lo inmortal que nunca duerme
en las lenguas del tiempo.


Seudónimo: Max

miércoles, 5 de febrero de 2014

32. XAYMELA. De Artífice de Sueños MARS Rh+∞


¿Quién no ha conocido el dolor y la desesperación,
cuando la mujer que se ama enfrenta la muerte?
Solamente implacables no tuvieron lágrimas,
viendo a la Parca con su guadaña lastimarla.
 Confieso que mis versos por Xaymela sufrieron,
la escogida del misterio que acudió a mi llamado,
¡fantástico ser, fue una vez de piel y huesos¡

Había nacido en el azul la mística Luna,
cuando Xaymela se recostó junto a mi pecho,
por aquél recodo feliz del jardín solariego.
Así mi pluma conoció el soplo de su voz,
 extraña esencia vertida sobre lo terrenal,
para lograr dulzura frente al combate.
Y en un lapso que supera lo explicable,
nuestros corazones se brindaron con fe,
consintiendo en la Tierra lo sobrehumano.

Pero nos rodearon rencorosas criaturas,
envidiando de Xaymela su linda existencia,
tomaron alianza enemiga para herirla,
amenazando con la vejez y el sepulcro abierto.
 Entonces Xaymela conoció la crueldad disfrazada,
padeciendo entre ajenos por su apego a esta lira
fue a parar entre verdugos encubiertos,
 en el destierro que lacera lomos y poemas,
hasta mezclar sus llantos con mezquinos mendrugos.
Allí Xaymela vio mil precios de otros amores,
esos que se arrastran sin poder ver la claridad,
 mezcla de pesadillas bufonescas y despilfarro,
en el engañoso camino de lo confuso y falso.

No sé si cometí sacrilegio y afrenté lo divino,
trayendo hacia el mundo pureza sin igual:
Xaymela, mi elegida, llegó en el día del amor,
consiguiendo ser muy humana por un lapso,
¡un tiempo señalado por lo trágico y glorioso!,
 ¡muy doloroso trayecto que lo extraño selló!
Algo de rango elevado cuyo silencio llevó pena,
cuando el tiempo terrestre surcó su faz,
marchitando la imagen de criatura celestial.

Y conocí que la dicha desventura conlleva,
salpicando con lágrimas lo extraordinario.
 En otra tarde, a la sombra de grandes pinos,
Xaymela compartió conmigo lo que guardó:
¿quieres que me quede para siempre?, preguntaba.
Ahí vislumbré su futuro en peligroso rumbo,
por ello, aunque mi lira presagió la orfandad:
¡no, vuela y vive, siempre joven, inmortal!, le dije.
Luego de un beso, Xaymela viajó a un reino sin fin,
para recuperar su esencia en la eternidad.
Solo en el agreste paisaje pude soportar mi pena,
transitando la encrespada senda, entre los rayos.

Seudónimo: Artífice de Sueños MARS Rh+∞

domingo, 2 de febrero de 2014

29. SOLSTICIO. De Acuariana


Cuando el día y la noche se quedan hermanados
en esa noche mágica, solsticio de verano,
cuando crepita el fuego en la esperanza y se quema lo inútil,
y lavas los miasmas en la orilla del mar,
que complaciente olvida sus furores;
cuando la voz se expande en el espacio,
cuando suena un concierto de voces incorpóreas,
cuando los elementos se funden en un cosmos,
allí, sobre la arena, como un dios inasible,
te vi danzar con alas en los pies y corona de conchas ambarinas.
Aquella noche mágica
tú me abriste la puerta del misterio, después,
sólo quedó ceniza sobre la arena fría.
Tinieblas esperándote más allá de los muros, de las rocas.
Tus manos anhelantes  hacían temblar las piedras
del puente que llevaba hacia el abismo, insondable, maldito…
¿Qué existe al otro lado? ¿El terror de la nada?
¿Otro camino abierto a la ventura?
 Y aquí sigo, esperando que llegue otro solsticio
y me bañe la magia.


Seudónimo: Acuariana