lunes, 30 de marzo de 2020

AVISO CONCURSANTES

  Con la publicación de los últimos poemas recibidos se da por finalizado el plazo de recepción de originales a concurso. Pasamos a la fase de evaluación por el jurado.
         Todos los poemas que han llegado incumpliendo alguna de las normas del certamen no han sido publicados a destacar aquellos que fueron enviados en archivo adjuntos, haciendo hincapié de que éstos no se han podido ni tan siquiera ver.
         El próximo 24 de mayo del presente año, se dará a conocer el fallo del jurado. Suerte a todos.
         Gracias por participar.

La Organización

68. EL PANZA DE PAPA. De Gugui El Músico



Un solo diente
como el ajo macho.
Un solo diente
y en un ojo el tajo.
Patas de tero,
panza de papa.
Si lo nombras  te atrapa.
Si lo piensas te atrapa.
Si pronuncias su nombre en la noche
te atrapa, te atrapa.
Si lo sueñas estando despierto
te atrapa.
Desde el quinto nivel del infierno
se eleva y te atrapa.
Y te clava su diente en la panza
y te entierra su cuerpo escarlata
y te crecen patitas de tero
y tus dientes se vuelven de lata
que se funde en un solo diente
que hiere, que mata.
Y se hunde tu cuerpo en el suelo
y tu carne se vuelve de papa
y el quintero remueve la tierra
y en un ojo te entierra la pala
y hasta el quinto nivel del infierno
desciende tu alma.
Hasta el quinto nivel de la muerte,
hasta el quinto nivel de la nada,
hasta que alguien te sueñe despierto
o pronuncie tu apodo en la cama.
Seudónimo: Gugui El Músico

65. POEMA CYBERPUNK. De Soundtape



La memoria es un parasito blindado
que aúlla en baudios, en hercios, en kilociclos,
dejándote cenizas vibrantes en la boca
mientras daña de a poco tus gráficas senoides.

Hoy he visto a un electroperro
y a un gatopum saltar bajo la lluvia.
Después me encontré con el hombre descifrado,
entre la escoria, bañado de cálidos metadatos.

Me dijo que dormía siempre conectado
y que sus ojos escupían fuego y plásticos.
Viajaba sobre ciudades erosionadas
en el ascensor más rápido del mundo.

Coleccionaba palabras para evitar el olvido,
Si lo pienso aun no tenía el cerebro quemado.
Yo también era un extraño o una sombra,
barajando porciones de silicio y mercurio.

Mi sangre está llena de mensajes cifrados.
En el principio fue La Máquina, luego,
el Hombre Semántico cometió el pecado,
al ignorar que su voz era una huella digital.

La memoria es una diana de titanio,
una caja sin vértices, un tren redundante.
Atravesamos la soledad de los instantes
mientras caemos hacia el final del juego.

He vuelto a soñar con los electroperros
y perseguido un gatopum por las cornisas.
Frente a un sucio espejo desconecto mi sistema
y solo veo un hombre gris bajo la lluvia. 
Seudónimo: Soundtape

63. LA SILLA. De Bacuñas



No se deja ver. La luz, leve, lo traspasa.
Ya es tarde y das mil vueltas en la cama
y en la silla del rincón del dormitorio
un alguien se ha sentado a vigilarte.
No es cuestión de Fe. Te está mirando.
No es miedo irracional. Es la certeza:
está sentado en la silla de tu cuarto.

Es la historia temida de la infancia.
El cuento evocado a la luz de una vela.
Las ropas en un bulto polimorfo.
La puerta de un desván impenetrable.

Ya es tarde y hay un alguien en la silla.
No es miedo irracional: te está mirando
con ojos de pescado 
Se inquietan sus manos de pergamino
agita sus rodillas como un acordeón 
aprieta sus dientes de navajas.
Te está mirando
Te está sonriendo.
Te muestra las encías.
Seudónimo: Bacuñas

jueves, 26 de marzo de 2020

43. GROTESCA BELLEZA. De Furia



¡Oh!, hija de, ¿Forcis?, ¿o es con Terpsíope con quien compartes sangre?
¡Oh!, hija de ¿quién? No se sabe.
Son tus cabellos tan lisos, tan largos,
reflejan la luz dorada del oro, la pureza de la Luna.
Al tacto, seda. A la vista, son tus ojos ahogo en un claro,
en un mar de almas, en cualquier corazón.
Nadie resistiría a deslizarse por entre tu piel nívea
ni a besar tus pequeñas manitas.
Burlona, los dientes pequeños y blancos de tu sonrisilla
engatusan hasta al más vil marinero a acabar en tu regazo de escamas.
Ese cuello largo, tan largo que acaricia a las estrellas,
tan delgado que es una fina línea entre horizonte y océano,
sin adornos, pero una trampa maldita es tu garganta,
especialmente cuando, suavemente, canta.
Se abre tu boca de labios rojos como una gruta escarlata,
no me tientes, sirena, pues amplia será tu condena.

¡Maldita! ¡Qué estás maldita!
Tus labios, unas alas. Tu cola, unas garras.
Tu belleza, marchita.
¡Asesina!
Ya ni la música te salva, la sangre mana
y no cesa, no cesa, mana y mana a borbotones de su cuerpo inerte.
Va a tus venas, va a tu estómago, cae a tus patas de ave naranjas.
¡Asesina!
Atraes, aprisionas, ahogas, desgarras, matas.
¡Asesina!
De ti sólo quedarán las olas.
¡Asesina!
Eres la espuma de todas nosotras.
Seudónimo: Furia

martes, 24 de marzo de 2020

37. ARIA PARA LAS TRAMAS DE UN REGRESO. De Lonrot



"¿Por qué me acaricia, por qué me estremece
esa canción dulce, llorosa e incierta
que apaciblemente muere en la ventana
a las tibias auras del jardín, abierta?
Paul Verlaine
I
Desde ninguna casa, hilvanada por sueños en mi infancia de niebla o de llovizna.
Desde la ofrenda rota de los vidrios donde acecha un mandala de hilos blancos
contra el oscuro corazón de lo que ha muerto…
Desde ninguna casa donde duelan las sombras,
donde abuelas nos zurzan los harapos de existencias vacías,
yo te busco, poema.
Chorrean los relojes en el infierno blando de Dalí.
La luna se hace fría en la noche azulada de Van Gogh.
Un aria de Verlaine es un espejo donde se miran otros…
Y aquí estamos, ladrándonos los perros
porque somos extranjeros de la casa y de la muerte.
Se enlutan heliotropos
y en el corazón rojo o blanco de las rosas,
mi madre se ha dormido, narrándonos un cuento de lobos abuelados
que acechan en el bosque de la noche más blanca,
mientras la casa duele y se respiran
las estrellas azules del estanque
en el desierto condenado de un niño que recita su pena en la llovizna. 

II
No hay muebles que le cifren la ceguera
al espejo quebrado de las aguas donde se mira el hombre.
Soy el vértigo de todo lo que ha sido
la casa: la flor abierta al símbolo barrido del otoño,
la luna, enorme y blanca, tras los robles
en la noche circular de arcanos búhos
que ululan en las tramas de las sombras efímeras del aire.
Me rezo esta oración de lluvia en versos
para que el niño que juega me convoque
a escribir otros cielos en los charcos.
-          Voy a cazar, le digo.
En el bosque de la palabra que no es muda,
los conejos son cuervos, son poemas.
Los pedazos del mundo remiendan los rituales de otras lluvias.
y aquí estamos los dos, atizando los fuegos del invierno
con las ramas más secas de la noche,
al borde la casa. 

III
Desde ninguna casa,
el lenguaje traduce el mal-decir del lenguaje.
Mí tía borda el sueño
en la ventana secreta de otro cuento
sin lobos y sin niños.
Le ha dejado su vida a los espejos para que duela en madre la mañana.
Yo le presto la clave de la noche
que murmura entre ignotos espejismos sus zarpazos de estrellas.
Cuando no duela el signo de las cosas,
cuando la casa sea la cueva donde moren los sueños,
saldré a cazar al niño que ha fugado por los bosques azules del poema.
Pero antes, encenderé otro fuego limpio… 
No sea que mis muertos escriban pictogramas en los muros
y el niño tenga miedo de los muertos
y de todo cuanto murmure este poema.
Seudónimo: Lonrot

36. CORAZÓN LOVECRAFTIANO. De Anhelo Palacios



(A Emma Dumm)
Cual la certeza de la falsa muerte
que yace eterna, cruel y terrible;
siendo su influencia la impasible
condena de los eones cuya suerte
no se apacigua ni con la muerte,
donde merma jamás lo terrible
y la muerte fenece, ¡tan horrible!

Cual esos extensos viajes en sueños
que devienen verdades de horrores
donde emergen sin paz los redores
de ciclópeas ciudades de ensueños,
que desvelan todos los milenios
de granitos monstruosos y hedores,
que traen esos profundos terrores.

Como el nocturnal rutilar de los astros
en abismos profundos de miedos,
cantera lejana de fatales secretos
donde perviven lejanos los astros,
donde se acoge al caos y los faros
que nos guían a espacios desiertos
de antiquísimos años ya inciertos.

Como en los fondos más hondos, remotos
a cualquier imaginación y cualquier tiempo
que oculta vivientes, en sombras interno
el pavor oculto de deidades sin rostro,
formas antiguas que cuyo rostro,
tenue, envía la cordura al fatal infierno,
sin esperanza alguna ya en ningún cielo.

Como sintiendo la lejanía de extrañas montañas
donde descansan los Antiguos durmientes,
que vivieron terribles guerras eminentes
de reveladas atrocidades tan extrañas,
que perviven en las cavernas de esas montañas
vociferando: ¡Tekeli-li! ¡Tekeli-li! En tonos estridentes
y emitiendo en las cimas vapores tan presentes.

Así están las nebulosas cuestiones viviendo
dentro de tu perenne corazón aterrado,
rogando la amnesia de lo extenso y lejano,
de aquel Dios que consigue durmiendo,
sumergir al más cuerdo o procaz en el miedo,
y a esa enfermiza luz que brilla en el llano,
y a esa imperiosa voz que condena a lo vano.

Así se resisten veladas por ciencias y farsas
las reales direcciones de tu nimia existencia,
aquellas esperanzas de esa humana y leve conciencia,
así con injuria persiguen las culpas atávicas
a indemnes humanos que cuestionan sus horas nostálgicas,
y cada palpitar de cordura ya expone demencia,
y a cada saber verdadero en el cosmos le falta clemencia.
Seudónimo: Anhelo Palacios

lunes, 16 de marzo de 2020

22. RECETA PARA HACER UN UNICORNIO. De Michael Ende



Primero que todo ser un niño
Construir en el patio un pequeño estanque
Con agua
Y un establo de luz
Ingredientes a adquirir
Todos en el Mercado negro
Robarse un libro de la biblioteca
Leérselo entero
Sin trampas
Hasta el final
Llorar de amor con ese mismo libro
Acostarse más tarde a dormir
Soñar
Levantarse
Mirar el cielo tres veces seguidas
Respirar el aire fresco dos veces más
Jugar sin parar
Jugar sin parar
Repetir estos pasos tres días seguidos
Al tercer día revisar el establo
Si no hay un unicornio allí
Es que no seguiste bien los pasos
Volver a empezar.
Seudónimo: Michael Ende

jueves, 5 de marzo de 2020

16. SÓLO LOS NIÑOS Y LOS DUENDES SABEN. De Sólo Los Niños Y Los Duendes Saben



Sólo los niños y los duendes saben
qué se oculta en las sombras de las cosas,
o qué envuelve a las luces más hermosas.
Los adultos se olvidaron, no entienden

qué esconden las almas de los armarios,
o qué habita las yemas de los dedos,
cuando a tientas desatan los enredos,
del amante que sueña solitarios.

Una vez comprendí que una baldosa
daba paso a un ejército de duendes,
y era un puente a otra realidad dichosa.

Pero no entraré, flotaré en los bordes
de los sueños de mi alma temblorosa.
Sólo pueden los niños y los duendes.
Seudónimo: Sólo Los Niños Y Los Duendes Saben

15. PRINCIPIO DE INERCIA. De Primera Ley de Newton



Primero fue un libro,
luego una máquina de café,
más tarde un ratón de laboratorio,
y finalmente un mono.
Ahora sería yo quien viajaría en el tiempo.
Mi masa se vio acelerada a velocidad cuasirrelativista
y mi estómago aguantó estoico el burbujeo del cava del último brindis.
Una no puede negarse a una copita
cuando lo que se celebra
es ser la primera en pisar lo que tantos ya han pisado.
Pero el puto e-igual-a-eme-ce-al-cuadrado me revolvía las tripas
mientras la centrifugadora me enviaba a conocerte
un par de años antes.
aicreni ed oipicnirp le atneuc ne ovut eidan oreP
opmeit ut ne reac la y
.odasap le aicah obmur nis odnaznava íuges
oedív nu noc sabarepse eM
rednetne edup euq
dniwer ne etsisup ol euqrop
odnum nu etsibircsed em y
.séver la aíriviv anames anu etnarud euq
.odot etsacilpxe eM
rednerpa aíbed omóC
séver la ranimac a
séver la rasrevnoc a
orutuf ortseuv ed aíbas euq ol razilitu a
dniwer ne oedív nu recah aíbed omóc y
orutuf im ne etracilpxe arap
)odasap ut aíres euq(
út recah saíbed omóc
.dniwer ne oedív ut
oniv kcohs le oreP
etreconoc nis odnauc
.it ed raromane a abi em euq etsamrifa
Y me diste un morreo que detuvo el tiempo.
it arap euq és arohA
oseb le euf oremirp
.nóicaralced al ogeul y
séupsed anames anu omsim ol ecih oY
.setna o
Y hoy
al volver a mi tiempo
me he encontrado tus ojitos (con algún año más)
y el mismo carmín de 2017
esperándome junto a la centrifugadora
y por fin
las saetas de nuestros relojes
giraban en la misma dirección.
Seudónimo: Primera Ley de Newton