jueves, 20 de febrero de 2020

5. PROGENIE: GÉNESIS DE LA EXTINCIÓN. De Lovecraft



¿Por qué maldecir?
¿No ha recaído la maldición sobre tu propia cabeza ya? ¿No
esclavizaste a los hijos de Zazel? Maldijeron y ahora lo resientes. Cava
la fosa, que nosotros enterraremos a nuestra madre.
«Tiriel», William Blake

I
En el inicio de los Tiempos, el Ancestra era la energía primigenia de Azurath, en su equilibrio fluía la fuerza vital de las Deidades, los arcanos que regían el orden de la existencia y la muerte. Los páramos se alimentaban de la pureza de la tierra y el agua, el Áztar arrastraba el aliento fresco de los bosques que reverdecían y otorgaban sus frutos en cada ciclo solar, como un gesto de alabanza a la creación.
II
Las estaciones acontecían en un flujo de perfecto cordaje, la paz abarcaba los umbrales y se esparcía igual que esporas, germinando en vástagos de mansedumbre y quietud.  Hasta que el alma de los Dioses sucumbió bajo el tedio y la arrogancia: amparados por el poder del Ancestra modificaron el equilibrio de los Páramos, mezclaron los elementos vitales, y en su propia sangre implantaron el embrión de la ruina.
III
Poco después del nacimiento de las proles se multiplicaron las hordas, traían la estirpe del Ancestra y la codicia del arbitrio. Las Deidades se jactaban de su triunfo, obnubiladas en el delirio del júbilo no sospecharon la amenaza. Desceparon el equilibrio y la perfecta ordenanza de Azurath: la progenie trajo muerte y sedición, los Páramos se contaminaron y se invirtió el flujo de las estaciones.
IV
Las Deidades creadoras fueron acechadas por su propia creación: las bestias se alzaron entre sí, se alimentaron de los endebles, al tiempo que delimitaban su territorio. Luego ambicionaron la cabeza más alta, el poder absoluto entre los límenes de Azurath. Entonces los Dioses forjaron el quinto Páramo: en Arkha estarían a salvo, protegidos por la pureza del Ancestra que lograron salvar de la vorágine.
V
Toda criatura contaminada que intentó vulnerar el escudo de energía se deshizo en grumos de ceniza. En Arkha las Deidades Creadoras salvaron lo más puro de Azurath. Desde aquel instante allí esperan —confinadas al miedo y la soledad— a que la progenie nacida de sus índoles se extinga bajo el manto de la barbarie, o que el Ancestra encuentre el antiguo orden, de modo que sea posible restablecer el halo del viejo imperio, acomodar los ejes y descepar la culpa, el eco de los estertores que todavía flotan sobre el cielo herido de los Páramos.
Seudónimo: Lovecraft

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.