domingo, 30 de diciembre de 2012

5. EL TRIUNVIRATO de El Papoola


Los mejores hombres guerreros
ya huelen los inciensos, dulces dagas
de los días de acecho, días de búsqueda
donde los oráculos tejen futuro a voluntad

Mientras las melodías de cuernos
invitan a destruir las enemistades eternas
Catenea se hace ciudad feliz, un sabor a guerra
Por fin encarnas el mal para los clanes

Por fin tus criaturas verdes asoman largas orejas
en pastizales que se tiñen de tus ojos
¡Vengan criaturas Goar! ¡Eso es siembra!
¡Hay aliado nuevo! ¡Y de él han de temer! ¡Vengan!

¡Eso es siembra! Esa sensación extraña
Sentir los cuerpos debajo de la tierra, los cadáveres
El fulgor de la espada que pasó, cada deformación
Alabad al hijo de la necromancia, alabad a quien sus vidas entregan

Cuentan los pastores de las montañas,
que el sendero de Lidiel no se atravesó en centurias
y cuando los hombres cruzaron seguía intacto
porque no hay amistad, lucha o suplicio que se desvanezca

Y que tan sólo a medio camino
los mismos zhyrianos, hicieron presente su azulada piel
Sus arcos apurados, largos como no se han visto
Flechas engarzadas con gemas, con el nombre del enemigo. ¡Tu nombre!

Es que un pueblo no celebra la muerte de los suyos
celebra la unión, la música, los banquetes
Eternos vigilantes de la paz con un rey que se dice sin ejército
¡Tocad las campanas! ¡El pueblo Zhyr tomará sus arcos y sus flechas!

Ríen los gigantes del fuego de tus manos
Ríen los filósofos cuando tus monstruos avanzan
Ríen los que no hablan, cuando esta tríada hombre-mago-zhyr
te declara la guerra en nombre de sus caídos, que huelen tu miedo

¡A por ti vamos Arnek!
¡A por ti vamos hombre caníbal!
¡A por ti vamos hechicero profano del Reino Antiguo!
¡A por ti que conoces la muerte y ahora la vivirás!

Seudónimo: El Papoola

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