Ella dejó su zapato de tacón alto abandonado
en la fiesta; el príncipe lo cogió y se dispuso a buscar en toda la comarca el
pie en el cual encajara aquel accesorio. Finalmente lo encontró. Ahora el
príncipe vive contento, tiene en el centro de su habitación ese hermoso zapato
de oro, y dentro de este el pie cercenado y disecado de la muchacha pobre que
murió desangrada a sus manos.
Seudónimo: Poeta de los cuentos
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