jueves, 28 de julio de 2016

159. OTRA ODISEA. DE Nuevo Homero


Al emprender la fuga bajo la artimaña ovejuna, Odiseo no escapó junto a sus compañeros antes que la salida fuera bloqueada con una enorme piedra por el ciclope ciego. El rey de Ítaca quedó atrapado en la cueva junto al gigante antropófago. Así que no conoció el amor de Calipso, ni narró sus aventuras a Alcinoo y mucho menos volvió a pisar la tierra natal.  
Privado de la visión, Polifemo se tornó más suspicaz y obsesivo. Abandonaba la caverna pocas veces y por lapsos breves.  Al ausentarse, siempre se aseguraba de cerrar con la enorme piedra. Odiseo no pudo idear una nueva estrategia para escapar. Se vio obligado a llevar una vida furtiva, igual que una sabandija. Pasaba los días oculto detrás de  las pilas de roca que servían como burdos enseres. Únicamente emergía cuando el monstruo dormía, con el fin de conseguir restos de comida o un poco de agua. Si las pisadas de Odiseo producían el menor ruido, Polifemo se lanzaba a perseguirlo a tientas, tropezando por toda la cuerva detrás de él. En la penumbra, el hombre era tan ciego como la bestia. Tenía que arrastrarse miserable hasta encontrar una grieta y ponerse a salvo. 
Los rivales ejecutaron la torpe persecución durante largos años. Por fin, el monstruo le habló al héroe con una voz cansada:
— Escúchame, tú, el que se llama Nadie. He pasado demasiado tiempo dándote cacería, mi odio por ti desapareció. Esto ya es mera costumbre entre nosotros. Ahora eres libre, vete.
Dichas estas palabras, Polifemo retiró la enorme piedra de la salida. Deslumbrado, Odiseo contempló la luz del umbral. Supo que del otro lado lo aguardaban los mares, las tormentas, los combates y los dioses. No dio un solo paso adelante, permaneció en las sombras. Decidió que había encontrado un nuevo hogar en la cueva del ciclope.

 Seudónimo: Nuevo Homero

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.