martes, 12 de junio de 2018

30. RONDA. De Salem



Somos tres hermanas. La mayor tiene dientes afilados. La de en medio, tiernas garras de gato. Yo soy la menor y tengo unas pezuñas con las que sigo el ritmo de la música y el baile.
Nuestra familia está medio loca. Los abuelos invocan a Satán como si no supiera que él está demasiado ocupado para tonterías de viejos. Mamá no para de llorar y tejer.
A la mayor le tejió una bufanda.
A la segunda unos guantes.
Y a mí unas calcetas muy altas.
Nos pidió que las usáramos aunque haga calor.
Y volvió a empezar.
Pronto tendremos un hermanito.
—Tendrá cuernos. Y ojos como vidrio derretido.
—Tendrá cola y pelo en todo el cuerpo.
—Tendrá patas de cabra como yo.
Mamá llora y teje. Bufandas, guantes y medias.
—¿No tejerás nada para el bebé?
Ella teje un gorrito y luego una cuerda; un día después de nacer el bebé, se cuelga de ella.
Nadie se interesa en mamá: mi hermanito abre su boquita para bostezar. Sus ojitos apenas se asoman de sus párpados hinchados. Acerca su boquita al cuello de la abuela. Nosotras no paramos de reír, bailar y aplaudir: todas acertamos.
Seudónimo: Salem

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