viernes, 9 de junio de 2017

29. LOS GRILLETES. De Miguel Lora


Mamá vino con el vaso de agua que le había pedido. Me cubrió con la sábana hasta el cuello, me dio un beso en la frente y bajó la persiana del dormitorio para que no entrara la luz. Cuando nos quedamos a oscuras, volvió a mi cama y me dejó la estaca debajo del almohadón. Y me dijo: "Si me acerco, ya sabes qué hacer".
Entonces oí cómo se alejaba hacia el fondo, se colocaba los grilletes y tragaba el somnífero.
-Hasta mañana, mamá.
-Te quiero, hijo. Que descanses.
Antes de quedarme dormido, me aseguré de que tenía el arma a mano. En las últimas noches, la pastilla había tardado en hacer efecto y la grieta de la pared no soportaría más tirones. Mamá también tenía mucha sed cuando se acostaba, pero nunca pudimos beber del mismo vaso.
Seudónimo: Miguel Lora



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