Yidhra se acerca como
una nebulosa,
se mete en tus sueños
de locura y de sexo.
Yidhra te llama, te
dice Ven, yo haré realidad tus deseos;
y tú vas, con los
brazos extendidos
mirando con lujuria los
redondos pechos,
recorriéndola con la
mirada, desde sus ojos
hasta su pubis perverso
y aterrador.
Ven, yo haré realidad
tus deseos, te dice Yidhra;
y te convence con sus
ademanes de cortesana.
Y tú vas como la abeja
a la miel,
como la presa a la
trampa,
mientras ella deja ver
poco a poco sus dientes;
dientes afilados en una
bella cara,
provistos de un cuerpo
seductor.
Y tú vas, y Yidhra, la
Bruja de los Sueños, se relame,
desliza la negra lengua
sobre sus labios rojos,
anticipando el sabor de
tu carne;
el dulce olor de tu
sangre roja y espesa.
Es digna devota de su
regente Azathoth.
Cuando la poseas ella
te destruirá,
comenzará a devorarte en
el cenit del orgasmo
y tú la verás tal cual
es en realidad,
entre alaridos y carne
desgarrada y sangrante,
ya no guardará las
formas para excitarte.
Esa abominación no se
detendrá hasta que seas uno con ella,
uno disuelto dentro de
ella,
parte de una mescolanza
de cuerpos putrefactos
en la masa deforme de
su cuerpo sin alma.
Saciando su hambre y su
sed de almas ilusas
caminarás con ella
sobre la faz de la tierra,
verás todo lo que vea y
tocarás todo lo que toque...
Te perderás para
siempre dentro de ella…
Seudónimo: Traspié Hidalgo
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