Las
primeras imágenes del objeto las tomó la sonda Hayabusa 2 cuando este pasó
calmoso cerca del asteroide Ryugu, en el verano de 2018. Con toda la celeridad
los astrofísicos comenzaron a hacer cálculos y conjeturas. Pronto concluyeron
que el artefacto pasaría a 50.000 km. de la Tierra. Más cerca que la Luna. Y
digo "artefacto" correctamente, pues la espectrometría mostró una
composición de aleaciones imposibles y los estudios de trayectoria revelaron
que corregía la fuerza gravitacional de los objetos celestes que debían
influenciarle. Si no se remediaba su destino sería el Sol.
El
mundo se entusiasmó con la idea de haber encontrado otra inteligencia en el
Universo. Se creó una Organización Internacional para el Estudio y Rescate del
Visitante –pues así fue llamado– y todos los países quisieron participar.
Teóricos y alarmistas se multiplicaron exponencialmente en todos los medios de
comunicación conocidos. Desde dioses que venían a salvarnos hasta feroces
criaturas que venían a esclavizarnos y/o devorarnos, pasando por los
descendientes de los atlantes que volvían a casa; las especulaciones sobre
quién viajaba en aquella nave eran de todos los colores.
El
día llegó. Con las últimas tecnologías espaciales se atrapó e inmovilizó al Visitante.
Grande como la más grande de las montañas, su exterior no desveló ningún dato
sobre lo que ocultaba su interior. Más de un año estuvieron investigando por
dónde entrar en aquella curiosidad cósmica. Tras mucha polémica se practicó un
agujero por el que introdujeron un robot, del que no se supo nada. Metieron más
robots y la incógnita siguió sin ser desvelada. Hasta que un héroe voluntario
se ofreció a investigar.
Cuando
el astronauta entró, el Visitante se resquebrajó y estalló en silencio soltando
al espacio millones de toneladas de desperdicios químicos, radioactivos y
biológicos. La gravedad hizo el resto. Nunca debimos tocar lo que no era
nuestro.
Ahora
la Tierra es el vertedero de una especie superior y los humanos nos morimos
intoxicados… igual que los animales que agonizaron con nuestra basura.
Seudónimo: El
Penúltimo Hombre Vivo
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