miércoles, 8 de agosto de 2018

200. EN CASO DE TORMENTA, ACUDIR A PAPÁ. De Harley Quinn



Papá ya ha cumplido con el sacro ritual de la lectura en voz alta y la pequeña Diana se ha subido la cobija hasta la barbilla, dispuesta a dormir. No tiene miedo, a pesar de sus cortos tres años; echa un rápido vistazo para comprobar que  la docena de muñecos de peluche al final de su cama sigue allí para brindarle compañía. Pero hay algo nuevo en la rutina; papá ha escuchado el viento afuera en la noche rugiendo amenazadoramente. Diana escucha con atención la explicación de la naturaleza de los truenos y la recomendación de no asustarse, entonces, si se despierta en medio de la tormenta. Papá lo sabe todo, piensa la niña con admiración y amor. Y para rematar el trabajo pedagógico, este humano héroe toma uno de los muñecos de la cama, el osito Dany, y le encomienda con fingida seriedad que le recuerde a Diana estas palabras en caso de que lo necesitara. Luego, el ritual sigue su curso cotidiano con el beso de las buenas noches. "Recuerda, cariño", le dice papá esbozando una sonrisa cálida antes de apagar la luz y salir del cuarto, "no hay razón para tener miedo".
Posteriormente, en algún momento de la madrugada, la tormenta estalla con furia. Diana está despierta. Los relámpagos y truenos se suceden como si quisieran romper el firmamento. A ella no le asusta este concierto apocalíptico. Su papá le explicó muy bien; el mejor papá del mundo. El terror que le invade, el que amenaza con cortarle la respiración y hacer estallar su corazoncito no tiene nada que ver con el fiero clima, no. En medio de la penumbra de la habitación no le quita la mirada de encima al osito Dany, que igualmente le vigila fijamente desde cerca a sus pies. La niña suplica en silencio para que su muñeco entienda que ella no tiene miedo de la tormenta; que no hay razón para que se acerque a ella con pequeños pasos sobre el colchón y, siguiendo la petición de papá, abra su boca de felpa y con voz desconocida hasta ahora trate de calmarle. Mientras tanto, los relámpagos siguen dotando de brillo intenso los ojos muertos del osito.  
Seudónimo: Harley Quinn

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