Fue producto del azar haber dado con
aquella antigua lámpara de aceite, y de su inocencia pasarle un trapo para
quitarle el polvo y ver salir de adentro al genio que le pedía a bocajarro que
solicitara tres deseos.
Tardó segundos en verlo todo lógico,
urgido como estaba por hacer realidad el sueño últimamente recurrente y no
encontrar razón alguna por la debiera dejar pasar la oportunidad de escapar de
la penuria y la rutina deprimente en que vivía. Ninguna por la que no solicitar
ser trasladado al futuro, donde sus esperanzas le auguraban una felicidad
desconocida. Lamentablemente, cegado por aquellas y las prisas olvidó asir la
lámpara antes de que aquello se cumpliese, lo que le impediría para siempre aprovechar
las posibilidades que le quedaron sin utilizar, es decir, las restantes dos
oportunidades... a saber, en realidad, cuánto mejores. Fuese como fuese, el
nuevo presente al que lo destinara el efrit lo llevaría a concluir que había
nacido condenado a armarse de valor o a sucumbir definitivamente. Lo comprendió
del todo al descifrar el mensaje que hallaría a pocos pasos de donde se acababa
de materializar, en un cartel de propaganda hecho pedazos en el suelo en el que
se leía aún lo suficiente como para poder reconstruirlo: "Lle(ve
mas)carilla (d)onde va(ya) y si pue(de es)cafandra" . Un mensaje que
explicaba la desolación que lo rodeaba y se extendía hasta el horizonte; algo
que por fin atribuyó a que aún era de día. Sí, había ido a parar a Guatepeor,
en la misma inmensa y esférica trampa que continuaba orbitando impertérrita en
torno al viejo e impertinente sol, más de justicia que nunca, y sin
alternativa. Una trampa sin cohetes, quizá sin siquiera escafandras, que sólo
le dejaba aquellas dos opciones: claudicar a la mutación o convertirse
sencillamente en leyenda, como Neville. Una pena, se dijo, que el genio de la
lámpara llevara, como no podría ser de otro modo, mil o dos mil años sin saber
lo que era el cine, porque de de lo contrario lo podría haber depositado al
menos en el planeta de los simios.
Seudónimo: Capitán Nemo
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