viernes, 14 de agosto de 2020

8. LLE(VE MAS)CARILLA (D)ONDE VA(YA) Y SI PUE(DE ES)CAFANDRA. De Capitán Nemo

 

Fue producto del azar haber dado con aquella antigua lámpara de aceite, y de su inocencia pasarle un trapo para quitarle el polvo y ver salir de adentro al genio que le pedía a bocajarro que solicitara tres deseos.

Tardó segundos en verlo todo lógico, urgido como estaba por hacer realidad el sueño últimamente recurrente y no encontrar razón alguna por la debiera dejar pasar la oportunidad de escapar de la penuria y la rutina deprimente en que vivía. Ninguna por la que no solicitar ser trasladado al futuro, donde sus esperanzas le auguraban una felicidad desconocida. Lamentablemente, cegado por aquellas y las prisas olvidó asir la lámpara antes de que aquello se cumpliese, lo que le impediría para siempre aprovechar las posibilidades que le quedaron sin utilizar, es decir, las restantes dos oportunidades... a saber, en realidad, cuánto mejores. Fuese como fuese, el nuevo presente al que lo destinara el efrit lo llevaría a concluir que había nacido condenado a armarse de valor o a sucumbir definitivamente. Lo comprendió del todo al descifrar el mensaje que hallaría a pocos pasos de donde se acababa de materializar, en un cartel de propaganda hecho pedazos en el suelo en el que se leía aún lo suficiente como para poder reconstruirlo: "Lle(ve mas)carilla (d)onde va(ya) y si pue(de es)cafandra" . Un mensaje que explicaba la desolación que lo rodeaba y se extendía hasta el horizonte; algo que por fin atribuyó a que aún era de día. Sí, había ido a parar a Guatepeor, en la misma inmensa y esférica trampa que continuaba orbitando impertérrita en torno al viejo e impertinente sol, más de justicia que nunca, y sin alternativa. Una trampa sin cohetes, quizá sin siquiera escafandras, que sólo le dejaba aquellas dos opciones: claudicar a la mutación o convertirse sencillamente en leyenda, como Neville. Una pena, se dijo, que el genio de la lámpara llevara, como no podría ser de otro modo, mil o dos mil años sin saber lo que era el cine, porque de de lo contrario lo podría haber depositado al menos en el planeta de los simios.

Seudónimo: Capitán Nemo

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