Condenados
a vagar por calles ausentes,
en
recovecos de inmortalidad caduca,
una
turba marcial acompaña mi renqueo
padeciendo
de esta inesperada resurrección,
boleto
sin regreso a la eternidad,
una
mala copia del paraíso prometido.
Vago
incansable, ausente de sentidos
la
apetencia de carne impulsa mis actos,
en
esta transición de cuerpos sin alma
me
aferro desesperada a "ti bon ange"
sin
hechicero ni ánfora que te contenga.
En
mi vientre inflamado, un último eslabón,
el
fruto de la mujer que niego abandonar,
golpea
con fuerza las paredes interiores,
lidiando
por escapar de la mazmorra
a
sabiendas de encontrar su propia muerte.
Este
vástago, prometido al sacrificio,
dormirá
arrullado al son de un "lullaby",
trova
de cuna fúnebre sin ángel custodio,
un
murmullo después del postre servido,
en
larga noche donde no habita el sueño.
Apartarse
del redil guiado sin rey tuerto
amenazado
por caer al despeñadero sin fondo
en
el que esperan los últimos sobrevivientes,
delicias
turcas para esta raza maldita;
y
vomitar al ser que retoza en mis entrañas.
Descarnada
lucha, entre uno y otro:
"ti
bon ange", pequeño buen ángel;
"gros
bon ange", grande buen ángel.
¿A
cuál te entrego, mi pequeño hijo?
Un
reguero de sangre delata mi huida…
La
razón me abandona…
Y
un apetito voraz, anula cualquier dolor…
Seudónimo: David Tourneur
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.