109. SERIAL (14 líneas)
En medio del zumbido de las libélulas y del cargante sopor tropical, una anciana se balancea sobre su mecedora de encina mientras teje a punto de cruz. A tan solo metros de su balcón, unos negros descamisados y azotados por el sol juegan al fútbol con una pelota de trapo. El que funge de portero desvía su atención hacia una muchacha de biquini rosa que usa la playa como pasarela y a quien le grita un soez piropo. Indiferente, la mujer va dejando las huellas de sus pies descalzos sobre la arena, arrastradas en segundos por el mismo mar en el que se adentra un chiquillo que acaba de encontrarse una gargantilla de plata enterrada en sus profundidades. En el crucero recién aventurado hacia el Atlántico, una extranjera acusa del hurto de su joya a un grumete que está pasando inadvertido al lado de su habitación. Y en la bodega del navío donde se presenta la discusión, viaja de contrabando un cargamento atiborrado de hilos, uno de los cuales quedó en las manos de una anciana que ahora cose desde su casa litoral y del que penden todos los sucesos.
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