80. EL FIN (18 líneas)
El eternauta estaba cansado de deambular por el espacio-tiempo, y programó sus últimas horas para descansar antes de la batalla, en la cancha de River Plate, en Buenos Aires. Era sábado, una mañana de invierno. Se acostó en el césped, en medio del estadio desierto, y bajo el sol del mediodía durmió una siesta que esperó se hiciera eterna, como se había hecho eterna para él la espera de asistir a su primer partido de fútbol con su padre, en ese mismo lugar, hacía ya casi 430 años. Pero el deber lo llamaba, y despertó nuevamente en el bunker γ-489 de Venus, el último reducto de la humanidad antes de su aniquilación definitiva. Peleó hasta la última gota de sangre contra los invasores extra-solares, y cuando irremediablemente lo hirieron de muerte, en su agonía volvió a la cancha para extinguirse en la tribuna, contra un cielo azul, medio nublado, sentado justo detrás de su padre y el inocente ser que había sido cuando niño. Eran los últimos tres minutos del partido que Boca Juniors, con un penal mal cobrado por un inepto referí, ganaría sin merecerlo. El universo colapsaba finalmente en su primera gran decepción cuando era un niño, la amarga derrota de su equipo favorito un partido de fútbol, en una tarde fría de invierno, en un estadio lleno de gente acongojada que estaba tan concentrada en lo que sucedía esa fatídica tarde en la cancha que no advertía que él, y la esperanza de la raza humana, inexorablemente, se desangraban. El universo, y su eterno cansancio, por fin, se diluían.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.