jueves, 13 de febrero de 2014

40. DE LO QUE ACONTECIÓ AL PRÍNCIPE DE LA BELLA DURMIENTE. De Kolibrí


Para un corazón como el tuyo, estos versos de amor y de silencio.
Un sinfín de palabras durmientes en el tiempo.

Al atardecer, en desbocada carrera iré hacia ti.
Volaré a tu palacio de eternos corredores.
Me perderé entre tus mármoles.
Gasas del tiempo, las telarañas marcarán el caminar vacilante
Del que supo comprender, aunque tarde,
La vieja filosofía de la piedra, siempre rodante.

En el jardín hay olor a flores hechizadas, embrujo en los rosales,
Magia en las hojas de los árboles.
Misterioso enigma, el agua de la fuente salpica los años
Y la humedad, que se evapora con sigilo hacia el cielo,
Deja sobre los muros la verde firma de la primavera.

Lo que veo me envuelve y me acompaña,
Empujándome hacia tu lado, sin nada que me detenga.
Lo siento todo cuando avanzo entre brumas
Y toco lo que fue tuyo y respiro del mismo aire que tú respiraste.
Acaricio esta penumbra, la oscuridad perdida de tus ojos,
Tu pasado y el mío que se aparecen, erráticos.
Hay algo que palpita en este encuentro.
El ritmo acompasado que dejan mis pasos al avanzar
Se refleja extrañamente en las sombras de las lunas plateadas.
Llego a la cima tras escaleras que semejan infinitas barreras,
Trampas ocultas bajo damascos, jaulas de alados pies.

La fascinación de descubrir el secreto de los siglos,
Guardado celosamente por la historia, se apodera de mí.
En el pequeño instante que transcurre
Hay hadas de alucinante danza y música lejana de violines,
Acordes y abrazos que ocultan tu imagen,
Arpegios violentos que suenan a ecos, voces y murmullos de duendes.
El miedo me invade;  la indecisión me rodea.

Te encuentro al fin, pálida, yacente entre sueños de infinita melancolía.
No puedo sino acercarme, arrodillarme, contemplarte.
Me sumerjo en tu leyenda. Te imagino, bella durmiente,
Viva aún entre los vivos; como entonces rodeada de rosas y risas.
Traspaso la línea del mundo que me priva de tu compañía.
Huye de mí la tristeza cuando entro en el brillante salón de tus pensamientos
Para bailar juntos un último vals sentimental.

Cuando tu visión se aleja de mis ojos, en la medianoche,
Beso con timidez tus labios de alabastro - pétrea ilusión de juventud-
Vigilado por huecas armaduras.

Los estandartes se agitan al son de las trompas de oro.
Se rompe en mil pedazos la rigidez de tu cuerpo.
Suspira el castillo que resucita de antiguas fantasías.
Vuelve, temblorosa, la memoria perdida.
Tu semblante se ilumina como la luz de la aurora.
Susurro a tu oído: "deja que sea mi mano la que te guíe,
Pues tú y yo recorreremos los interminables senderos del amor
Mientras el juglar, burlado por el inesperado hecho,
No acierte a inventar una nueva fábula".


Seudónimo: Kolibrí

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