El ángel construyó el círculo
con un camino de grafito.
Eligió los colores, los pinceles
y comenzó a pintar el mandala.
El nigromante, a la distancia
observó las líneas
la
simetría
y la batalla en nieblas.
Un espacio interno
laberinto de búsquedas
y
tiempo.
En las alas
el ángel sintió las tonalidades
el peso de las
curvas
como el denso fluir de las mareas
y el filo de las
rectas
vértigo de caídas antiguas o próximas.
Mientras el ojo del mandala, umbral
pasaje
lo recibía
y
el oscuro vigía por fin se alejaba.
En ese universo, totalidad que gira
sin dar detalles
desde
ese ojo, constelación de brillos
los pies del ángel
hacen equilibrio
entre
las luces oblicuas
y
las sombras circulares.
Seudónimo: Vincent
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.