viernes, 2 de agosto de 2019

102. REPORTE N°343. De A. Julibert



Los primeros hechos del fenómeno denominado de manera capciosa por la prensa sensacionalista Distorsión -y que más tarde adoptó el común del vulgo- se reportaron el día 12 de enelio (o juliero según hemisferio) en el barrio de San Barpulio en la ciudad de X, donde un grupo de ciudadanos de bien comunicaron la animación (prosopopeyización, como algunos letrados han sugerido) de una de las chimeneas de la antigua fábrica vapor de Hunking & Colts que, en un acto inaudito, se levantó sobre dos raquíticas patas de cobre y hormigón y huyó a las montañas, no siendo localizada todavía a día de hoy. Sin embargo, la señora de Purbentio Escuevas insiste en que el licuado de su marido a manos de una botella de vino viviente fue anterior, ya que se remonta al día 11 pero, y tal y como apunta el subcabo Cingiánez en el Reporte n°342, no existen evidencias físicas que confirmen este suceso, por lo que ha sido archivado en la categoría de "Otros". Sea como fuere, desde aquel día los ataques atribuibles a la Distorsión han aumentado tanto en frecuencia como en intensidad. Si bien en un principio, y sin contar el dudoso caso Escuevas ya mencionado, no se registraron daños a las personas, en las últimas jornadas esto ha cambiado. Sirvan de ejemplo los siguientes casos: en el bar Feliu un periódico rellenó con una navaja en la espalda de un viejo su propio crucigrama mientras una caterva de bebés paseaba a sus abuelos miniaturizados en sus cochecitos; hay noticias de personas que envejecen de golpe, que caen ya cadáver al suelo y se convierten en polvo en cuestión de segundos, y viceversa, personas que se convierten en embriones mientras viajan en el metro, o madres que dan a luz a polillas. El vulgo ha responsabilizado (por orden de preferencia) a extranjeros, saltimbanquis, pelirrojos y gatos negros de los hechos luctuosos, pero da igual, todos ellos han desaparecido sistemáticamente y las anomalías siguen produciéndose. El caos es total  y el gobierno se ha transmutado en mobiliario de oficina de fino nogal. Quizás la anomalía de verdad seamos nosotros mismos....
Seudónimo: A. Julibert

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