martes, 29 de julio de 2014

212. AQUÍ ESTOY. De Markko Kivisen


Y aquí estoy, pudriéndome mientras cuelgo de una rama añosa, con una soga que aún lastima mi cuello. El viento juega conmigo y me hamaca. Los soles a plomo queman mi piel grisácea y me mojan las lluvias.
Con los ojos muy abiertos lo veo todo. Según cómo gire mi cuerpo, puedo estar horas contemplando un punto fijo del viejo árbol, los campos de girasoles o el camino de tierra que lleva al pueblo. Sé quién sale y quién entra del caserío. Algunos me escupen cuando pasan, otros se persignan y, los menos, me dedican una breve oración antes de seguir su camino. No nací aquí. Estaba de paso, pero he aprendido a conocer a cada uno de ellos.
Yo no maté a esa joven.
No sé quién lo hizo, aunque escuché rumores entre quienes pasan caminando. De todas maneras, no importa. Alguien me señaló y entonces me lincharon. Sin juicio, sin posibilidad de defensa.
Y aquí estoy. Los niños se divierten a escondidas de sus padres, moviéndome y haciéndome girar con un palo. Algunos me pegan como si fuese piñata.
Supongo que pasarán años; el viento se irá llevando girones podridos de tela de mis ropas; me quedaré sin carne por acción del tiempo o los carroñeros, se secarán los ligamentos que unen mis huesos, y éstos volverán, al final, a la tierra madre.
Entonces, vendré a vengarme. No se salvarán ni siquiera los niños.


Seudónimo: Markko Kivisen

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